Lo Visceral vs lo Académico
Lo Visceral vs. Lo Académico en Arquitectura
La arquitectura es una disciplina que transita entre la racionalidad académica y la intuición visceral. Mientras lo académico se basa en la teoría, el método y la historia, lo visceral emerge de la percepción sensorial, la emoción y la experiencia directa del espacio. En este ensayo reflexionaré sobre la relación entre estos dos enfoques, cuestionando si uno puede prevalecer sobre el otro o si, por el contrario, su equilibrio es fundamental para una arquitectura significativa.
Desde una perspectiva académica, la arquitectura se apoya en el conocimiento acumulado a lo largo de la historia. Se estudian proporciones, materiales, estructuras y sistemas constructivos basados en principios científicos y matemáticos. Las universidades enfatizan la metodología, el rigor técnico y la aplicación de normativas. Este enfoque proporciona una base sólida, permitiendo que los diseños no solo sean funcionales y seguros, sino también sustentables y eficientes.
Sin embargo, la arquitectura también es una expresión cultural y artística que impacta directamente en las emociones y percepciones de quienes la experimentan. Lo visceral en arquitectura se relaciona con la intuición del diseñador, la sensibilidad hacia el entorno y la conexión con la materialidad. Es el reconocimiento de que los espacios no solo deben responder a necesidades pragmáticas, sino también generar sensaciones de confort, inspiración o asombro.
Cuando la arquitectura se basa exclusivamente en lo académico, corre el riesgo de volverse fría y desvinculada de la experiencia humana. Un edificio puede cumplir con todos los criterios técnicos y aún así sentirse inhóspito o alienante. Por otro lado, cuando se diseña solo desde lo visceral, sin considerar principios estructurales o normativos, el resultado puede ser estéticamente impactante pero funcionalmente deficiente o insostenible.
El reto para los arquitectos radica en encontrar un equilibrio entre ambos enfoques. Algunos de los proyectos más emblemáticos logran fusionar la solidez teórica con la espontaneidad intuitiva. Ejemplos como la obra de Peter Zumthor, quien combina un profundo conocimiento de materiales con una sensibilidad espacial excepcional, o la arquitectura de Luis Barragán, donde la emoción y la atmósfera juegan un papel clave sin descuidar la funcionalidad, demuestran que la arquitectura más poderosa es aquella que integra lo visceral y lo académico en armonía.
En conclusión, la arquitectura no puede existir plenamente sin ambos componentes. La academia ofrece el conocimiento y la técnica, mientras que lo visceral aporta la pasión y la conexión humana con los espacios. La clave está en desarrollar una práctica arquitectónica que permita que el rigor técnico potencie la expresión creativa, logrando así diseños que sean tanto funcionales como emocionalmente significativos.
Referencias: https://www.isado.net/4146-sesiones
David A. Figueroa
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