Formalidad y Sustentabilidad en los Jardines del Palacio Santa Catalina

     Cuando uno piensa en el Palacio Santa Catalina, lo primero que viene a la mente es su historia, su función como residencia del gobernador, y todo ese aire institucional. Pero si nos detenemos un momento y miramos con atención, hay algo que muchas veces pasa desapercibido: sus jardines. A simple vista pueden parecer solo bonitos o decorativos, pero en realidad, tienen un montón de capas que vale la pena explorar, sobre todo si los miramos desde la arquitectura y el contexto actual.

    Primero, hablemos de la formalidad. Estos jardines no están puestos ahí al garete. Hay una intención clara detrás de cada camino, árbol y banco. Todo sigue un orden súper marcado, bien simétrico y organizado, casi como si estuviera coreografiado. Y eso no es casualidad. En la arquitectura colonial, y en la arquitectura del poder en general, los jardines formales servían para comunicar que aquí hay orden, control y autoridad. O sea, es un mensaje visual de “nosotros mandamos aquí”, y el espacio lo deja claro sin necesidad de palabras.

    Pero lo más interesante es que, más allá de esa formalidad estética, los jardines también tienen un lado sustentable que muchas veces no se nota de primera. Por ejemplo, el hecho de que se usen especies nativas o adaptadas al clima de Puerto Rico no solo hace sentido por tradición, sino porque ayuda a reducir el consumo de agua, el uso de pesticidas y la necesidad de mantenimiento constante. También hay que considerar cómo la vegetación ayuda a regular la temperatura del lugar, mejora el confort térmico y aporta sombra natural, que es oro puro bajo el sol caribeño.

    Aquí es donde las cosas se ponen chéveres: la formalidad y la sustentabilidad, que muchas veces parecen estar en polos opuestos, en realidad pueden coexistir. Y estos jardines lo demuestran. No hace falta sacrificar lo visual para ser responsables con el ambiente. Al contrario, el diseño bien pensado puede lograr ambas cosas a la vez. Eso nos deja una lección importante como futuros arquitectos o diseñadores: podemos y debemos crear espacios que sean bellos y funcionales sin destruir el planeta en el proceso.

    Ahora, no todo es color de rosa. También hay que hacerse preguntas incómodas: ¿cuánto de esta sustentabilidad es real y cuánto es fachada? ¿Estamos hablando solo de plantas o hay un esfuerzo real por integrar prácticas ecológicas más profundas, como manejo de agua de lluvia o educación ambiental? Porque si de verdad queremos que estos jardines tengan un impacto, no basta con que se vean verdes. Tienen que ser parte activa del ecosistema urbano y de la conciencia colectiva.

    En resumen, los jardines del Palacio Santa Catalina nos dan una lección bien dura: la arquitectura no es solo hacer edificios, es también pensar en cómo nos relacionamos con la naturaleza, con el pasado y con lo que queremos construir para el futuro. Y si estos jardines, con toda su historia encima, han sabido adaptarse e integrar conceptos de sustentabilidad sin perder su esencia formal, ¿por qué no podemos hacer lo mismo con los espacios que diseñamos hoy?


David A. Figueroa

Referencias: https://www.isado.net/4146-sesiones

https://www.fortaleza.pr.gov/recorridos#:~:text=Todos%20los%20visitantes%2C%20de%2018,momento%20del%20registro%20de%20Seguridad.&text=Visitantes%2C%20de%2018%20a%C3%B1os%20en%20adelante%2C%20sin%20identificaci%C3%B3n,no%20podr%C3%A1n%20participar%20del%20recorrido.&text=Menores%20de%20edad%20deben%20ser%20acompa%C3%B1ados%20de%20un%20adulto.

https://miguelmercado12.wixsite.com/my-site-1/post/formalidad-y-sustentabilidad-en-los-jardines-del-palacio-de-santa-catalina-rese%C3%B1a

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